Friday, February 18, 2005

Instantáneas*

(*Reflexión)

Quise dibujar y pintar, tomé lápices y comencé; sin embargo no lograba plasmar lo que había en mis sueños. Intenté con acuarelas, óleos, pasteles y carbón. Logré hacer un óleo que adorna mis paredes, pero no quedé satisfecha.

Intenté con la fotografía, trataba de captar en la mirada la esencia, lo que hace a cada persona y paisaje especial y únicos. Logré hacer algunas que me satisfacen, pero no trascienden, acompasan mi soledad, me hablan de los momentos e inmortalizan las vivencias.

Seguí con mi propósito de que las instantáneas hablaran, que me relataran las circunstancias únicas, seguía en mi empeño de captar esa maravillosa instancia en que algo lograra permanecer, ahí comencé a tratar de hacer hablar las instantáneas, que las palabras retrataran a una persona o situación.

Ahí derivé en los cuentos.

Los cuentos para mí son instantáneas, imágenes escritas, rostros y vida, espacios donde puedo leer una vivencia, ver a través de ella a quien se refieren.

No pretendo que mis instantáneas recorran el mundo simplemente, mas bien quiero que en ellas se descubra la simpleza y majestuosidad de la vida, que quien lea pueda a su vez ver, intuir el entorno, percibir el olor, sentir empatía con el protagonista, reconocer su historia, conocer los recodos y surcos de cada uno.

De ahí que lleven nombres, de ahí que sea imprescindible regalar a quien los inspiró su instantánea desde mi retina y pueda sentir que ese momento, esa confesión, esa vivencia, no fue azar, sino una instancia de vida fuerte que debe ser compartida.

Las expongo al juicio público, he logrado traspasar la barrera del pudor, que el velo y el sello de mis palabras sean recorridas por ojos, mentes, afectos, sentires anónimos. Seguramente algunos han pasado por mis instantáneas y no les regale nada; pero sé que otros se han detenido a contemplar.

Con eso me doy por satisfecha, no ha sido en vano.


Verónica Cerda Preller.
Agosto del 2001

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